El PSOE quiere que el PP se retrate con su rechazo a Vox antes de hablar de abstención
Si el PP quiere evitar un gobierno de coalición con Vox en Castilla y León, como deslizaba este lunes el secretario general Teodoro García Egea, necesitarán del apoyo de los procuradores del PSOE en forma de abstención para lograr la investidura de Alfonso Fernández Mañueco. Aunque en público los socialistas rechazan esta opción para «un Gobierno manchado por la corrupción», en privado fuentes del partido dejan la puerta abierta a dicho escenario con dos condiciones: que el PP explique antes el por qué de su rechazo a Vox y que pida abiertamente la abstención al PSOE.
Las elecciones de Castilla y León dejan un escenario político en el que, pese a la victoria del PP, los dos principales partidos nacionales aparecen debilitados. Desde Génova y Ferraz preocupa la posible entrada de los de Santiago Abascal en el gobierno regional, como ya han exigido, aunque por diferentes motivos. Y el día después a los comicios, aún con la resaca y el mal digerir de unos resultados que sólo favorecen a Vox, nadie se atreve a hablar abiertamente de «cordón sanitario» de todos los partidos contra la formación constitucionalista. Aunque algunos, como el PSOE, Podemos o Soria Ya! lo deslizan.
Los de Abascal salen victoriosos de una cita que obligará a populares y socialistas a adoptar decisiones que pueden ser difíciles de explicar. Este lunes, a puerta cerrada, en el PSOE ya se ha hablado de una de ellas: facilitar la investidura de Mañueco -sin garantizar la gobernabilidad- a cambio de que Pablo Casado facilite la renovación del Consejo General del Poder Judicial y apoye a la coalición socialcomunista en alguna otra cuestión que sigue encallada.
Es una de las ofertas que Pedro Sánchez tiene sobre la mesa para evitar la entrada de los de Abascal en el gobierno de Castilla y León, aunque por ahora es sólo un planteamiento remoto, que defienden dirigentes como el presidente provincial del PSOE en Valladolid Óscar Puente. Un movimiento que obligaría al PP a decidir entre ellos y Vox y que, de optar por los socialistas, auparía a la formación constitucionalista en el espectro de la derecha frente a los de Casado. Nada mal para los intereses de Sánchez. Pero el PSOE no va a ceder tan fácilmente ante lo que consideran «un fracaso del PP al no lograr su objetivo con el adelanto electoral».
La organización que dirige Pedro Sánchez quiere que en esta negociación los populares «se quemen» antes de llegar a la primera etapa: la elección de la mesa que dirigirá las nuevas Cortes. El PSOE les obligará a negociar con Vox y a explicar el por qué de su rechazo a incluirlos en un gobierno de coalición, como defienden desde Génova, antes de sentarse a hablar de su abstención. «Ellos han abierto la puerta del poder a la ultraderecha con un adelanto electoral que sabían cómo podía acabar», subrayan desde Ferraz. De ahí que se sientan con una posición de fuerza para hacer «oposición desde el minuto uno».
Tras la reunión de la Ejecutiva y analizados los resultados, que no dejan lugar a dudas de que la derrota del PSOE fue «sin paliativos», la opinión de algunos dirigentes está cambiando hacia la abstención. Algunos lo han expresado en privado durante la reunión de esta mañana, en la que «el presidente ha estado muy atento y receptivo» y otros, como el mismo alcalde de Valladolid, Óscar Puente, lo han expresado públicamente a través de entrevistas televisivas. El núcleo duro formado por Sánchez, Adriana Lastra y Santos Cerdán aboga por no poner las cosas fáciles al PP de Mañueco.
En Ferraz admiten que «sea cual sea la decisión que adoptemos finalmente, va a ser difícil de explicar a la ciudadanía». Lo que está claro, con Luis Tudanca más fuera que dentro, tras anunciar su dimisión en diferido la misma noche electoral, es que los acuerdos postelectorales se decidirán desde el cuartel general de la calle Ferraz de Madrid. Y que Félix Bolaños, Lastra y Cerdán serán los principales negociadores, en contacto con Génova como con Mañueco.
Este nuevo escenario político que se abre, pese a la derrota del PSOE en las urnas, puede ser muy ventajoso para un Sánchez al que últimamente no le sonríen las cosas. Todo depende de cómo juegue sus cartas. Los socialistas tienen en su mano facilitar la gobernabilidad al PP o dejar a Mañueco en manos de Vox, un escenario que no gusta en la dirección nacional del PP. «Los gobiernos de coalición son perjudiciales», aseguraba García Egea en una entrevista en Onda Cero. Sánchez necesita aire para respirar y lo puede lograr a cambio de facilitar un Gobierno al PP.
Y ese aire que en algún momento le ha faltado a Sánchez y al PSOE en los últimos meses no es nada desdeñable. En el ecuador de la legislatura, con elecciones en Andalucía este mismo año y en la gran mayoría de comunidades autónomas y en todos los municipios españoles el año que viene, el líder socialista necesita recuperar el liderazgo otra vez. Y ahora depende de él. En público sigue manteniendo que su voluntad no es sólo agotar el mandato hasta noviembre de 2023, si no que en sus planes pasa alargarlo hasta enero de 2024.
Ferraz se aprovechará del cuestionamiento interno que sin duda sufrirá Casado en el seno de su partido para debilitar aún más a su principal rival obligándole a pactar la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Un movimiento que apuntan, sumado a facilitar un gobierno del PP en solitario dejando fuera a los de Abascal, «daría alas a Vox en su pugna por el voto de la derecha. Y es que aunque en el PSOE se observan con desconfianza los movimientos de Yolanda Díaz, por los votos que les pueda robar en la izquierda, los de Sánchez siempre han tenido claro que la Presidencia del Gobierno es cosa de ellos o del PP.